Considero que todos estamos de acuerdo con los lineamientos principales que se han mencionado para las acciones de Reconstrucción con Cambios, cuya Coordinación ha sido encargada a la recientemente creada Autoridad. 

No creo que nadie discrepe de esos lineamientos: La reconstrucción debe cumplirse eficientemente, en los más cortos períodos de tiempo posible y dentro de medidas estrictas que garanticen la transparencia y legalidad de los procedimientos. (Y además, ahora hay que agregar, que debe actuarse como “Una sola fuerza”. Salvar esta importante misión de los efectos negativos que pueden resultar de los actuales enfrentamientos políticos.)

Hemos leído el corto plazo que se señala para los traslados de algunas poblaciones a ubicaciones definitivas a fin de evitar que regresen a las ubicaciones de riesgo que ocupaban anteriormente.

Como siempre que se ha afrontado situaciones semejantes, es frecuente que existan familias que se niegan a trasladarse. Creo que debe examinarse con cuidado las razones de esa negativa. Las razones son varias, pero creo que la principal es la que se refiere a la inserción de los padres de familia en lugares de empleo cercanos. Hay, por ejemplo, pequeñas poblaciones afectadas, vecinas a áreas de cultivo en las que trabajan. Para ellos un traslado a lugares lejanos, los afecta gravemente en un aspecto sustancial: en su trabajo y sus ingresos. O sea en el sustento de la familia. Un traslado a una zona muy lejana, significa un grave daño para ellos.

Hace unos días me comentaba uno de los agricultores, que por ahora tiene a su familia en un albergue cercano a su trabajo, que alguien le había dicho que el traslado sería probablemente a Carabayllo o poblaciones cercanas a ese distrito del Cono Norte. Y me decía, “si es así nos matan. Acaso me van a dar trabajo? Cómo hago?

El objetivo fundamental de la Reconstrucción es trabajar por la gente afectada. Ellos deben ser los beneficiarios fundamentales de ese gran esfuerzo nacional. Por ello debe atenderse este tipo de reclamos con el mayor cuidado y siempre a través de una adecuada comunicación permanente.

Una solución es poder encontrar un terreno nuevo, libre de peligro, pero lo más cercano posible a la ubicación afectada.

Otra solución es que se logre garantizar un proceso técnico de canalización de las aguas de manera de salvar áreas anteriormente afectadas. Por ello creo que resultan muy prioritarios los estudios y proyectos de canalización. Cuando esa tarea esté definida, podrá saberse exactamente qué áreas afectadas pueden habitarse sin peligro.

Finalmente una solución perfecta sería que participe un equipo de apoyo social en los procesos, que podría ocuparse en solucionar también el aspecto del trabajo y del ingreso, sustento de las familias, en las nuevas ubicaciones.

Está muy bien apurarse, pero es obligatorio tener en cuenta que las acciones deben siempre ayudar y beneficiar a las familias afectadas, sobre todo a las de más bajos ingresos.

Lima, 30 de mayo 2017

Ing. Eduardo Zeballos Marroquín

(Hasta agosto de 2016 Director Ejecutivo del Programa de Mejoramiento Integral de Barrios del Ministerio de Vivienda.)